Por Alberto Adeva
Alemania seguramente sea uno de los mejores lugares en Europa para sumergirse y disfrutar del ambiente navideño. El Adviento y la apertura de los mercadillos marcan el inicio de la Navidad. Cualquier ciudad alemana se engalana desde finales de noviembre, con plazas y calles llenas de luces y música, puestos repletos de artesanías y adornos y casetas con comidas tradicionales.
Munich es una buena ciudad para vivir esta época del año. Incluso en el propio aeropuerto Franz Josef Strauss se instala un mercadillo, lo que nos da idea de que en este país las tradiciones navideñas se toman muy en serio. Los Weihnachtsmärkte o mercados navideños no son una atracción para turistas, sino que es un hábito muy arraigado que se disfruta con la familia o los amigos. Un fin de semana largo, de viernes a domingo, puede ser un buen plan para una escapada con niños. En esta época del año funciona también un tranvía de la Navidad para recorrer el casco histórico.
En la capital bávara lo más clásico es disfrutar del ambiente del Christkindlmarkt en Marienplatz, el Ayuntamiento histórico de la ciudad. Muy cerca, junto a la fuente Richard-Strauss. en Neuhauser Strasse, también se encuentra el mercado de belenes, el más grande de Alemania. Entre ambos se suceden los puestos con objetos de decoración navideña.
La torre principal del Ayuntamiento cuenta con un carillón con figuras a tamaño real. A las once y las doce de la mañana, también a las cinco de la tarde en los meses más cálidos, varios personajes representan la historia de la ciudad. Se narra la boda entre Herzog Wilhelm y Renate de Lorena en 1568, el torneo de caballeros celebrado para la ocasión y el epílogo festivo a la epidemia de peste.
En el mes de diciembre, la plaza está llena de gente y tiene un enorme colorido gracias a los puestos navideños. A un paso, si el hambre aprieta, se encuentra Viktualienmarkt, un mercado al aire libre con una amplia oferta gastronómica y en el que se pueden comprar los productos típicos de la región. Si hace mucho frío, como es habitual en esta época en la que la nieve dibuja una Navidad de cuento, siempre es una buena opción tomar un vino caliente, Glühwein, que llena de un sugerente olor a canela las calles.
Hablar de Munich es hacerlo de su cerveza. La oferta gastronómica de la ciudad tiene mucho que ver con las cervecerías locales, como Augustiner, Hacker-Pschorr, Horfbräu, Löwenbräu, Paulaner y Spaten-Fraziskaner. Todas ellas siguen la famosa Ley de Pureza.
Entre las cervecerías más famosas, destaca Augustinerbräu, con varias sedes y comida típica de Baviera, como los asados de cerdo, las albóndigas de patata o las salchichas, en especial la Weißwurst o salchicha blanca. Hofbräuhaus es la cervecería más famosa de Munich y seguramente del mundo. Fue el lugar donde Adolf Hitler comenzó a dar sus discursos a los obreros en el año 1920. Salchichas y chucrut para acompañar la cerveza. Otra buena opción, con bastante público local entre los comensales, algunos con el traje típico bávaro, es Nürnberger Bratwurst Glöckl. Una parrilla visible al subir a la segunda planta hace más apetecible cualquiera de los platos.
Desde Marienplatz se puede ir andando hasta la zona de Odeonsplatz, donde se encuentra el mercado de Weihnachtsdorf im Kaiserhof der Residenz en el patio más septentrional de la Residencia Real. El mercadillo dentro del edificio es de los más señoriales de la ciudad y también de los más concurridos.
No muy lejos se puede visitar el de Wittelsbacherplatz, donde se recrea el ambiente de una aldea medieval. Nos encontraremos personajes de época muy bien caracterizados, puestos de comida, de artesanía y la omnipresencia de San Nicolás para deleite de los más pequeños.
Si apetece y todavía hay piernas, el visitante no debe perderse el paseo hasta el mercadillo de la Torre China, Weihnachtsmarkt am Chinesischen Turm, en el corazón del Englischer Garten y junto al biergarten del mismo nombre. Pasear hasta allí desde Odeonsplatz al caer la noche y con la nieve cayendo es una experiencia fabulosa. Un coche de época realiza paseos por el Englischer Garten, los lugareños juegan a una mezcla de curling y petanca sobre hielo y en las casetas de madera los niños escuchan cuentos navideños sentados en sus trineos. Desde la Torre China suena música de Navidad. La estampa no puede ser más bucólica.
Para cenar dejamos dos sugerencias: Wirtshaus in der Au, cerca del Deutsches Museum, al otro lado del río, una cervecería con más de un siglo de historia y Schinken-Peter, al que llegamos siguiendo la pista de la recepcionista española de nuestro hotel. Schinken-Peter es un restaurante de cocina tradicional bávara, magnífica decoración y ambiente navideño.