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Casa Pedro

DSC_0480Todavía quedan algunos barrios de Madrid con reminiscencia del pueblo que algún día fueron: Villaverde, Villa de Vallecas, Hortaleza, Carabanchel, Fuencarral… De todos quizá sea este último el que mantiene una fisonomía más reconocible. Su calle principal, Nuestra Señora de Valverde, se asemeja de veras a un pueblo castellano.

Y es en esa misma calle donde se encuentra el más que centenario Casa Pedro, un restaurante que nació como fonda y casa de comidas en 1702. Entonces era parada obligatoria de la gente que llegaba a Madrid por la carretera de Francia. En aquella época y hasta no hace demasiados años, Fuencarral era tierra de labor, de frutales y viñedos, una despensa hortofrutícola de la ciudad de Madrid. Aquel pueblo se convirtió con el tiempo en lugar de esparcimiento y excursión para las generaciones del desarrollismo franquista que buscaban en sus restaurantes comer conejo al ajillo, que entonces sabía a gloria.

Por todas esas vicisitudes y seguro que por alguna más –como la época de la Guerra Civil, en la que desapareció hasta el archivo- ha pasado Casa Pedro, un superviviente en un sector que se ha entregado a la franquicia y a la comida rápida.

El edificio mantiene su singularidad, ha sufrido algunas reformas, pero conserva su estampa de viejo asador. Pedro Guiñales reivindica el legado familiar, la cocina castellana, pero también la madrileña. De hecho, persisten algunas tradiciones seculares, como servir una rosca de pan candeal a los comensales para que la partan, que era una forma castiza, según explica Guiñales, de agasajar al invitado. El pan candeal ya no lo hornean en las panaderías de Fuencarral –lástima que se pierdan las buenas costumbres– pero lo traen de Alcobendas y sigue estando bueno.

La preocupación por recuperar platos madrileños se observa en la carta, donde no faltan los callos, las manitas de cerdo y los guisos. Una ensalada de corujas de Miraflores de la Sierra, esa planta algo amarga, pero de agradable sabor, nos recibió el otro día. Buenas croquetas y excelentes alcachofas –están en buena época– con boletus.

La tradición manda en Casa Pedro. Los asados, de cordero y cochinillo, siguen la línea del clasicismo más castellano, horno de leña y sabor eterno. Capítulo aparte merece su bodega, surtida de los mejores caldos, un homenaje a sus tiempos de parada de postas, cuando el restaurante se llamaba la «Casa de la Silvestra» y se servían vinos de garnacha o moscatel. Buen descubrimiento el Rasgo 2009, tinto de crianza D.O. Ribera del Guadiana, de la Bodega Carabal, que se ofrece como «de la casa».

Los postres son bien clásicos, claro. Tarta de queso casera, milhoja de chocolate blanco, leche frita, y en esta época, torrija, excelente por cierto. Servicio atento, también de los de antes.

casapedro

Más info: www.casapedro.com
Dirección: Nuestra Sra. de Valverde, 119 Fuencarral (Madrid)
Teléfono: 91 734 02 01
Email: info@casapedro.com

Casa Gómez

foto-alberto2En estos tiempos en los que a veces cuesta encontrar lugares de cocina tradicional a un precio razonable, da gusto visitar Casa Gómez, un restaurante secular de Cercedilla que ocupa el mismo edificio desde 1880 cuando la familia Gómez abrió allí una tienda de ultramarinos. Más cercana a nuestros días es la segunda dirección, Los Sarmientos de Gómez, en la carretera hacia Los Molinos, de la que también se ocupa la cuarta generación de la familia.

En esta ocasión nos detendremos en Casa Gómez, que está justo enfrente de la estación de tren de Cercedilla. Cualquier excusa para visitar la sierra de Madrid es perfecta en esta época del año, ya sea para dar una caminata hacia Siete Picos, recorrer el Valle de la Fuenfría o hacer el camino Schmidt. Una opción también recomendable es subir hasta Cotos en el tren de la nieve que sale regularmente en los meses de invierno desde Cercedilla. Un viaje de 40 minutos que tiene mucho encanto. Y nada mejor que reponer luego fuerzas en algún restaurante de la zona, como es el caso de Casa Gómez.

Había estado allí hace justo un año, me gustaron sus propuestas, pero entonces no probé su cocido, que forma parte del menú de fin de semana. Estamos en época de frío, temporada alta de un plato que, pese a ser típicamente madrileño, no cuenta con tantas direcciones fiables como cabría suponer. Gómez, definitivamente, es una de ellas. Lo hacen los miércoles, sábados y domingos. Y resulta una elección acertadísima siempre. En dos vuelcos, tras la sopa de fideo gordo, como tiene que ser, el segundo vuelco se presenta en una bandeja de barro en la que no falta nada, ni siquiera el relleno. Buena carne de morcillo, chorizo, morcilla de arroz y tocino, con los garbanzos en su punto justo.

La carta de Gómez presenta muchas otras propuestas y ninguna es baladí. Las croquetas caseras tienen ganada fama, cremosas y plenas de sabor. Las carnes de la sierra de Guadarrama son notables, lo que se observa en cada plato, como en el escalope de ternera servido con unas finas patatas fritas, que siempre son un buen termómetro para medir la preocupación culinaria de un restaurante. La carta no descuida los pescados e incluye otras propuestas ambiciosas, diferentes, que muestran la inquietud de la cocina de Irene Gómez, como la sopa de boletus y castañas, el queso de cabra gratinado con cerezas y tomate o el hojaldre con langosta y espárragos verdes. El otro día, formando parte del menú de fin de semana, ofrecían muy buenos calamares en su tinta.

Los postres son de corte clásico, aunque también buscan salir del sota, caballo y rey, como sucede en el caso del excelente helado de queso y miel o la finísima tarta de manzana. Buen pan y café. Vinos clásicos y servicio cordial.

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Más info: www.restaurantegomez.es
Dirección: C/ Emilio Serrano, 32 – 28470 Cercedilla (Madrid)
Teléfono: 918 52 01 46
Email: restaurantegomez@hotmail.com

restaurantegomez@hotmail.es