A veces los gastrónomos buscamos pequeños tesoros escondidos en las ciudades. Se trata de un placer arqueológico encontrar esas raras joyas en medio de un ruta que también, claro está, acoge museos, palacios y calles empedradas. Algo de eso me sucedió hace poco tiempo en Murcia, una ciudad bastante desconocida, pero muy agradable, y que cuenta con una oferta gastronómica sencillamente excelente.
La Pequeña Taberna es uno de los lugares más recomendables para ir a comer si uno se encuentra de visita en la ciudad. Murcia es mar y huerta, un binomio quizá único en la gastronomía española. Allí, en un rinconcito de la capital pimentonera, a la espalda de la Catedral y cerca del río Segura, se encuentra La Pequeña Taberna, donde oficia con mano diestra Miguel López desde hace más de 30 años.
Un restaurante que se precie debe tener alguna particularidad que llame la atención. Pues bien, aquí la diferencia está en la alcachofa de la abuela, una por persona y día, según reza en la carta. Muy buena, la verdad, como las verduras a la plancha o ese aperitivo “made in Murcia” que es la marinera, anchoa y ensaladilla rusa sobre una rosquilla de pan.
El apartado carnívoro y de pescados no deja indiferente a nadie. Muy recomendable el solomillo, pero las chuletitas de cabrito resultan finas y delicadas. Excelente merluza, en su punto en la plancha. Para otro día quedarán los arroces, que también tienen aquí muchos adeptos.
Buena selección de vinos de la tierra, con esos Jumillas que relucen cada día más. Los postres, en línea con el resto de la carta, también rayan a gran altura. Estando en Murcia no hay que dejar pasar unos paparajotes, pero interesantes versiones de mousses de coco, turrón o chocolate blanco.
Hasta saben preparar buenos gin tonics. No se puede pedir más.
Más info: www.lapequenataberna.com
Dirección: Plaza San Juan, 7, 30003 Murcia
Teléfono: 968 21 98 40
Email: lapequenataberna@gmail.com