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El Ventorrillo Murciano

DSC_0480No hay una gran representación en Madrid de la gastronomía murciana, una tierra con una cocina de contrastes, de productos de la huerta y del mar, pero también de buenos vinos y embutidos. Y uno de sus estandartes en la capital desde hace ya tres lustros es El Ventorrillo Murciano, situado en ese cruce de caminos que es el mestizo barrio de Lavapiés. Ahí oficia José María Muñoz, un tipo interesante, que trabajó como actor antes que hostelero y que pensó en su día que montar un restaurante murciano en Londres podía ser una buena idea. El destino quiso que al final decidiese quedarse en Madrid y abrir esta sucursal de la cocina de su tierra en la Villa y Corte.

Lo cierto es que los que se acerquen a comer a esta dirección no se irán defraudados. Seguramente Madrid sea de las ciudades de España con mayor oferta de paellas y arroces -más ahora en su versión con bogavante que se ha puesto tan de moda- pero muchos de ellos tienen un tinte turístico del que es conveniente huir. Bien es verdad que, si hablamos específicamente de cocina murciana, la oferta se reduce aún más. En la lista están El Caldero, Los Arroces de Segis, La Panocha y este Ventorrillo que merece mucho la pena.

La carta aquí no tiene trampa ni cartón. Una oferta gastronómica basada en los productos más tradicionales de la tierra, como la mojama de atún y huevas, la ensaladilla rusa, los embutidos o la ensalada de tomate y atún ahumado. Eso en los entrantes de una carta que resulta atractiva de por sí, seguramente por el desconocimiento que en general se tiene en Madrid de la cocina murciana.

Lo cierto es que el capítulo más esperado es el de los arroces. Huertano, huertano con costillejas, con conejo y caracoles, con conejo y verduras, con verduras y bacalao, abanda y otros marineros. Una finísima capa de arroz es el secreto, claro está. Y la experiencia debe decirse que resulta plenamente gratificante. Arroces con vida propia, con mucho sabor, sin artificios, fieles a su denominación de origen.

Los postres también hacen guiños a la tierra, como esos paparajotes envueltos en una hoja del limonero que cuadran muy bien con una Mistela. En el apartado vinícola es mejor asesorarse por José María Muñoz, pero hay una predilección especial por los caldos de Jumilla, como no podía ser de otra manera.

Lástima que el escenario se haya quedado pequeño, apenas un diminuto salón y una liliputiense cocina, lo que impide la apertura a nuevos platos como le gustaría a José María, carnes y asados, que también los hay y muy buenos en Murcia.

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Dirección: Calle de los Tres Peces, 20, 28012 Madrid
Teléfono: 91 528 83 09

Anema e Core

DSC_0480Hace un par de meses estuve de visita en Milán. Siempre que he ido a Italia he comido bien y recuerdo particularmente haber acertado siempre con los restaurantes que he elegido. El secreto en lugares así es buscar sitios poco transitados por el turismo. Esto vale casi para cualquier lugar del mundo. Es una receta infalible cuando uno está de viaje. Lo mismo me ha pasado en otras ciudades, como Roma o París. En Milán hay mucho buen restaurante en los barrios, como Rendez Vous, Al Vecchio Aratro o el impagable Da Ilia, cerca del parque del legendario periodista Indro Montanelli, con esa cocina a la vista y esas «mammas» que se ocupan de los comensales. Ninguno de ellos está en el bohemio barrio de Brera ni en los Navigli, donde también abundan las trattorias pero son más caras y peores.

Lo cierto es que, como aficionado a la cocina italiana, hay que decir que aquí se nos da mucho gato por liebre. Hay mucha trattoria de cartón piedra, pero también es verdad que hace años que en el foro contamos con un buen número de restaurantes que merecen mucho la pena. A veces alguno que otro son Guadianas que vienen y van, pero también los hay, caso de Don Giovanni, Casa Marco, Ouh Babbo! o ese Mercato Ballaró heredero de La Taverna Siciliana, que llevan tiempo siendo direcciones fiables. Una de ellas también es, sin duda, Anema e Core, un sitio de peregrinaje de los amantes de la cocina napolitana e incluso de ciudadanos italianos de paso por Madrid.

Anema e Core -alma y corazón en dialecto de Nápoles- es fiel a la cocina del sur de Italia. Y la puesta en escena, con ese horno de leña en la entrada, también ayuda a creérselo todo un poco más. Precisamente del horno salen unas pizzas, todas elaboradas con mozzarella de búfala, que son sobresalientes, de las mejores de Madrid. La pizza Margherita DOP es deslumbrante. No se puede hacer más con menos: masa bien fermentada, salsa de tomate, mozzarella de búfala de Campania y unas hojitas de albahaca.

Las pastas también sirven para darnos un baño de italianidad. Las frescas, claro, están elaboradas en la casa. Dario, en la sala, propietario del local, junto a su primo Salvatore, en la cocina, siempre es un buen consejero, pero no es una mala elección los paccheri napoletani, macarrones napolitanos con tomatitos, boletus y parmesano. También son muy buenos los cuori di napoli alle vongole veraci, corazones rellenos de pera y queso, con almejas y tomate.

El otro día, por ejemplo, entre los antipasti, había burrata salentina, ese queso fresco italiano que no siempre es fácil encontrar. Buenos risottos, como el amalfitana con carabineros y calabacín crujiente, y una oferta que va mucho más allá de pasta y pizzas con interesantes propuestas de carpaccios, como el di manzo al pepe nero e sale maldon (buey a la pimienta y sal maldón), además de varias carnes y pescados.

Carta de caldos transalpinos, no precisamente baratos, y cerveza Peroni, para mimetizarnos un poco más con el ambiente. Postres diversos, de lo más clásico, con el tiramisu y la panna cotta, a la pastiera napolitana o el zuccotto. Buenos helados artesanales, notable café y destilados “made in Italy”: selección de grappas, limoncello y gran amaretto.

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Más info: www.anemaecore.net
Dirección: Calle de los Donados, 2, 28013 Madrid
Teléfono: 91 542 22 53
Email: info@anemaecore.net

 

La Paloma

foto-albertoCon la llegada del verano las terrazas de Madrid viven un momento de esplendor. La canícula provoca que los madrileños busquemos los mejores lugares para comer y cenar resguardados de las altas temperaturas. El invierno es largo y duro en la Villa y Corte. Seguramente por eso seamos tan aficionados a las terrazas. En nuestra ciudad, además, existe mucha tradición de ellas. Los parques y bosques de Madrid –El Retiro, la Casa de Campo, El Pardo o la Dehesa de la Villa- siempre han tenido una buena oferta de las mismas, unas más modestas que otras, pero casi todos guardamos alguna en el recuerdo.

La Terraza La Paloma es una de las clásicas. Fundada en 1972 como un merendero tradicional, su cocina ha ganado en los últimos años buena fama entre los gastrónomos de la capital. Hoy es un buen restaurante, pero mantiene su esencia, lo que hace que, con el buen tiempo, llene una tarde tras otra. La Paloma tiene un pequeño salón –ideal para comer en invierno- y una gran terraza, que se convierte en carpa durante los meses de frío. Pero, además del bonito paraje en que se encuentra, en plena Dehesa de la Villa, lo que más llama la atención de este restaurante es su cocina. José Retana, ex El Corral de la Morería, Los Remos, El Caminante y Lobato, entre otros, oficia en los fogones con el acierto que dan tantos años de oficio. Sus platos no dejan indiferente al comensal.

El restaurante, además de una amplia variedad de raciones, que suelen ser muy demandadas con la llegada del calor y el “no hay billetes” de las tardes de verano, cuenta con una carta muy completa. Una cocina que no olvida los platos de temporada y que ofrece, según la época del año, setas, buenos pucheros, caza y pescados. Buen jamón ibérico y foie de pato. Recomendable sopa de mariscos, plena de sabor. También los pasteles, de puerros y salmón, de espinacas y langostinos. Gambas de Huelva, almejas a la marinera, pulpo a la gallega o revueltos son algunos de los entrantes de una carta con buena materia prima y que desprende “maneras”.

Mención especial merecen los pescados y carnes. La merluza rellena –una de las muchas opciones en que la preparan- resulta excelente. Las carnes rojas a la piedra son de calidad, pero lo que no hay que perderse es el lechazo asado. No son muchos los lugares de nuestra ciudad que nos traigan el recuerdo del tradicional cordero lechal que tan bien asan en la vieja Castilla. El de Terraza La Paloma hace posible que, sin mover el coche, nos olvidemos por un momento de estar comiendo lechazo en pleno Madrid.

A los postres, carta muy clásica, en la que destaca una muy buena leche frita. La carta de vinos es extensa y cuenta con las principales Denominaciones de Origen. Notable Morozán, Ribera del Duero. Y excelente reserva Pago de Carraovejas, de la bodega de nuestro buen amigo, el restaurador segoviano José María.

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Más info: www.terraza-lapaloma.es
Dirección: Paseo de S. Fco. de Sales, 41, 28003 Madrid
Teléfono: 914 50 30 18
Email: contacto@terraza-lapaloma.es

Celleret del Segre

foto-alberto2Dar a conocer los sabores de la tierra es la principal apuesta del Celleret del Segre, un restaurante que practica una cocina tradicional ilerdense, alejada de artificios, sin trampa ni cartón.

Cerca del centro de la ciudad de Lleida, junto al río al que debe parte de su nombre (“celleret” es algo así como bodeguita en su traducción al castellano), este restaurante lleva muchos años ofreciendo sus platos a una parroquia fiel que agradece esa mezcla tan inusual hoy día de calidad en el producto, buen servicio y ajustadísimos precios. Recetario cien por cien local como los caracoles a la llauna con alioli, la escalivada o la carne a la brasa.

El secreto seguramente está, como dice Juan Fernández, el propietario, en que hay dos abuelas en la cocina (su mujer y la hermana de ésta) y, cuando esto sucede, se puede comer y cenar bien a gusto. Estas últimas semanas, Emi, la hija de Juan, que aún está algo convaleciente de una reciente operación, le ha sustituido en la sala. Y aunque ahora se dedica a otras actividades lejos de este mundillo, lo cierto es que hace muy bien su trabajo como restauradora. Emi recomienda muy bien al comensal, algo que parece fácil y no lo es tanto.

Los caracoles en Lleida son sagrados. Y en el Celleret del Segre los preparan con todo el cariño del que son capaces. El resultado es excelente. La escalivada, otro plato tradicional por estas latitudes, también resulta una opción muy atractiva, como lo son casi todos los entrantes que ofrece una carta amplia y bien resuelta.

Los arroces (a la marinera, negro o con bogavante) son en el Celleret del Segre una opción segura. La carta también ofrece buenas carnes y un buen número de pescados y mariscos de la lonja de L’Ametlla de Mar. Aquí casi nada defrauda. Tampoco lo hace la carta de vinos, muy cuidada, que se abre a las principales denominaciones de origen.

Esa buena mano en la cocina también se manifiesta en los postres. Un recetario apegado al terruño, pero que ofrece algunos guiños más sofisticados. Muy recomendables los crepes de piña rellenos con una finísima crema, especialmente tras una opípara comida. Excelentes helados artesanales elaborados en la casa. Y crema catalana, claro, que para eso estamos en Lleida.

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Dirección: Carrer del General Britos, 10, 25007 Lleida
Teléfono: 973 23 19 42

Betelu

DSC_0480Vivimos tiempos duros. La gastronomía tampoco se salva de la quema, pero salir a comer o cenar no deja de ser un buen refugio para cambiar de chip en estos tiempos tan prosaicos. Y si tenemos que elegir, mejor no tirar una moneda al aire y equivocarnos a la hora de hacerlo. Betelu es un lugar en el que acertaremos seguro. Lejos de las grandes arterias madrileñas y de las calles de moda, este restaurante lleva mucho tiempo acaparando la atención de las guías de gastronomía. Se trata de una dirección para iniciados y para clientes de toda la vida, gente que busca en sus fogones saber culinario y calidad en el producto.

Betelu responde al recetario clásico vasco-navarro y lleva varios lustros apostando por platos tradicionales, elaborados con exquisitez y sin artificios. Una cocina clásica que jamás defrauda en un ambiente, por lo demás, amable y cálido. No en vano Betelu es un negocio familiar en el que Antonio, su fundador, sigue al pie del cañón, y sus hijos, Iñaki, en la cocina, y Ana y José, en la sala, le acompañan. Todo ello habla de una continuidad en la dirección, de un negocio engrasado, sin vaivenes de ningún tipo.

Aquí se viene a comer lo que se ha convertido en religión en los últimos veinte años, como esas alubias de Tolosa que el patrón, Antonio, bautizó como de “chocolate”. Y platos como el panaché de verduras u otros de temporada como los espárragos frescos de Navarra. Los excelentes pimientos de piquillo rellenos de merluza y la chistorra también forman parte de los platos más tradicionales.

La tendencia norteña del restaurante se observa en la amplia carta de pescados, todos ellos de enorme calidad y tratados con cariño en su elaboración. Los chipirones rellenos en su tinta son una opción atractiva, plenos de sabor y que denotan la profesionalidad de esta cocina. En el apartado de pescados conviene detenerse un minuto antes de elegir: merluza a la plancha, a la romana, a la vasca, al pil pil, kokotxas, rape, besugo a la espalda y un largo etcétera. El apartado carnívoro no es tan amplio, pero la calidad de las piezas de solomillo y entrecote está garantizada.

Tanto si uno es goloso como si no lo es tanto, no conviene perderse los postres. En Betelu tienen gran fama sus torrijas y su leche frita, pero también resulta exquisito el arroz con leche y el flan de huevo. Leche recién traída de Betelu, el pueblo navarro que da nombre al restaurante, explica la ejemplaridad de los sabores.

Buena bodega con numerosas referencias de Rioja y Ribera del Duero y apartado especial para los destilados. Además de la carta, Betelu cuenta con diversos menús degustación.

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Más info: www.restaurantebetelu.es
Dirección: Florencio Llorente 27, Madrid 28027
Teléfono: 91 326 50 87
Email: betelu@restaurantebetelu.es

Casa Juan

DSC_0480En estos tiempos de corte minimalista, en los cada vez es más difícil encontrar lugares de cocina tradicional, es una maravilla tener a mano un restaurante como Casa Juan. Platos de toda la vida basados en una extraordinaria materia prima. Sin más trampa ni cartón. Juan González, el patrón, ha sido durante muchos años maître del Asador Donostiarra. Y su mano se nota en todo: atiende con simpatía a sus comensales y su figura ejerce de imán para un buen número de gente que le lleva siguiendo la pista desde hace años.

Comer bien y sentirse bien tratado es una combinación aparentemente sencilla, pero debe ser que no lo es tanto. En más de una ocasión, este crítico encuentra en muchos lugares en los que falla una cosa u otra, sino las dos a un tiempo. En Casa Juan no falla nada, y eso es un lujo en estos tiempos.

Entre fotos de personajes famosos, muchos de ellos del mundo del deporte, Casa Juan ofrece una gran variedad de platos en su carta. El comensal puede elegir entre una gran variedad de aperitivos, sopas y arroces, pescados y carnes. Pero si se trata de probar un poco de todo, sus menús, ejecutivo y especial, no defraudan. Entrantes de todo tipo y a elegir carne o pescado. El desfile de platos que se presentan ante el comensal sólo significa que es mejor venir con hambre a Casa Juan.

Paté de perdiz, chistorra, jamón de jabugo, ensalada de tomate con ventresca y cebolleta, mouse de queso con boletus, foie de oca a la plancha, revuelto de espárragos, setas, croquetas, gambas a la plancha y almejas en salsa verde. Todo notable, pero me quedo con el jamón ibérico, excelente, y las almejas, sobresalientes. Parece mucho, pero sólo es la primera parte. Llega el segundo tiempo. A elegir, rape, lubina y cogote de merluza, magníficos. O chuletón fileteado, que se ofrece al comensal para que lo prepare a su gusto en la mesa.

El sorbete de limón abre hueco al apartado goloso, que tampoco defrauda. La última vez, bandeja de fruta variada, nueces, tejas de Tolosa, bombones, pastelitos rellenos de crema. Un festín. Buen orujo de café, pacharán y café. La carta de vinos alberga un buen número de referencias, con ese Hacienda del Arte a la cabeza, un Ribera del Duero elaborado en especial para el restaurante. Juan González y todo su equipo hacen que siempre se salga de su restaurante con una sonrisa. No es poco en estos tiempos tan prosaicos.

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Más info: www.casajuanrestaurante.es
Dirección: Calle Infanta Mercedes, 111, 28020 Madrid
Teléfono: 914 49 03 80
Email: Asadorcasajuan@hotmail.com

La Ancha

foto-alberto2La Ancha es uno de esos lugares clásicos de la hostelería madrileña. Un restaurante que nunca pasa de moda, que siempre da bien de comer y que, además, ni siquiera parece sentirse golpeado por esta crisis que ha puesto en dificultades a muchos competidores.

Todo esto que escribo en el primer párrafo lo pude comprobar, hace apenas un mes, en una visita al local de Príncipe de Vergara, tradicional enclave de comidas de negocio (el de la calle Zorrilla, cerca del Congreso de los Diputados, es lugar de encuentro de la clase política). La Ancha sigue en plena forma, con un servicio amable y diligente y ofreciendo una cocina más que notable.

El restaurante siempre ha tenido fama por los platos de cuchara –sus lentejas estofadas son famosas en Madrid- y por algunas especialidades tejidas durante años entre sus fogones, como el escalope Armando (de espectacular tamaño), una magnífica tortilla de patatas cubierta con almejas y los dados de merluza con salsa de chipirones que constituyen una auténtica delicia.

Nada cambia en La Ancha, lo que siempre es una buena noticia para sus habituales, que se reconfortan con los platos de toda la vida, nada fáciles de encontrar en esta época de cocina ecléctica. Su carta es un conjunto muy bien dibujado de entrantes, primeros y segundos de cocina tradicional, sin artificios. Entre los entrantes, tengo que destacar del último día unas finas alcachofas con jamón, los berberechos al vapor, notables, y unos clásicos pimientos de padrón. Todo en su punto.

Los dados de merluza con salsa de chipirones son excelentes, igual que los chipirones encebollados, plenos de sabor. El capítulo carnívoro también se mantiene en plena forma, con ese escalope Armando que se sale del plato.

Conviene, no obstante, reservarse para los postres, clásicos y bien ejecutados. Tiene fama el helado de yogur con crema de higos, pero a este modesto crítico siempre le resulta difícil resistirse a la oferta de un arroz con leche.

La carta de vinos, muy cuidada, tiene un buen número de referencias de todas las denominaciones de origen españolas. El personal del restaurante, en cualquier caso, suele resolver bien las dudas enológicas del comensal. Saben de cocina, de vinos y atienden con amabilidad. Más no se puede pedir.

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Más info: www.laancha.com
Dirección: Príncipe de Vergara, 204, 28002 Madrid
Teléfono: 915 63 89 77

La Montería

foto-albertoHe de decir que siento predilección por los restaurantes de raíz andaluza. En Madrid, la cocina de esta Comunidad Autónoma siempre ha estado bien representada, con lugares emblemáticos como La Alpujarra, Cazorla o La Giralda, entre otros. La Montería no es exactamente eso, no es un restaurante andaluz al uso, pero sí que tiene numerosos guiños a la gastronomía del sur de España: bienmesabe, salmorejo, atún rojo o rabo de toro, por citar algunos platos. Especialidades de este restaurante de ambiente epicúreo en el que el cliente se siente como en casa.

La materia prima es una de las señas de identidad de este local, situado cerca del madrileño Parque del Retiro. Una barra muy concurrida da paso a un comedor de reducido tamaño que siempre está lleno. No es fácil ver un restaurante de bote en bote en los tiempos que corren, lo que habla muy bien de la relación calidad-precio de La Montería.

El local, por cierto, recibe su nombre de la receta de picadillo de mejillón y suave bechamel, sus famosas monterías. También son especialidades de la casa las gambas invertidas a la gabardina que se comen de la cabeza a la cola, el atún rojo, el lomo de orza o los espárragos verdes en tempura.

Todas estas raciones se pueden tomar a pie de barra o en su coqueto comedor, donde con más calma se puede degustar una cocina que pone de acuerdo a gobierno y oposición. Buenos productos, buen servicio y buenos precios, una combinación perfecta que siempre funciona y todavía más en estos tiempos.

La Montería es una joya, un lugar en el que se cuidan los detalles. Además de todas las especialidades que se proponen para compartir, como sus monterías (una suerte de tigres), las gambas fritas y peladas o el pincho de tomate cherry envuelto en una laminita de jamón, el atún rojo resulta muy sabroso y la merluza en salsa verde excelente. Para los amantes de la carne, la oferta también resulta muy atractiva. El solomillo con foie no les defraudará.

El apartado dulce deja un guiño muy especial para los amantes del café, con una tarta de esta infusión y buñuelos de un chocolate exquisito. Una botellita de orujo para brindar resulta el epílogo perfecto para una comida entre amigos. Seguro que cuando abandonen el local todavía habrá algún rezagado disfrutando de sus suculentas viandas en la barra. La Montería nunca apaga las luces.

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Más info: www.lamonteria.es
Dirección: Lope de Rueda, 35, 28009 Madrid
Teléfono: 91 734 02 01

José María

DSC_0480Me siento atrapado por los asados, por la clásica cocina de Castilla, la de horno de leña de toda la vida. Imagino que irá en los genes, ya que mi familia procede de Aguilafuente (Segovia), en plena Tierra de Pinares. El lechazo, el cochinillo, los borrachitos o el ponche segoviano forman parte de los sabores de mi infancia, de esa patria perdida del hombre que llamó Rilke.

Debe ser por eso que disfruto de un modo especial con este tipo de cocina. Y uno de sus representantes principales en Segovia es José María, restaurante que lleva desde 1982 ofreciendo los platos más representativos del recetario popular castellano. Un lugar de peregrinaje esencial en la ruta restauradora de la ciudad del Acueducto.

Una amplia barra destinada al tapeo saluda al visitante en José María. Un buen lugar para tomar un trago de vino y un chorizo de olla de Cantimpalos antes de acceder a alguno de los cinco amplios salones de que dispone el restaurante. José María siempre tiene colas de gente para comer, así que conviene reservar previamente.

No tiene secretos su cocina, aunque sí es cierto que con el paso del tiempo ha introducido algún guiño a la modernidad. A José María se sabe a qué se viene, a disfrutar de una comida clásica, sin artificios, en un entorno típico de comedor castellano. A que la experiencia resulte gratificante, ayuda la puesta en escena de todo su personal, atento y profesional.

La carta es amplia. No hay margen para el error, en cualquier caso. A mí en José María me gusta pedir lo de toda la vida, lo que ha dado fama a la cocina de Segovia, así que no suelo salir de los judiones de la Granja y de la sopa castellana, elaborada con pan candeal y presentada en cazuela de barro.

Con los segundos tampoco suelo tener dudas, aunque su carta de pescados resulta muy atractiva para aquellos que no sean demasiado carnívoros. Siempre que voy a José María pido un asado, con preferencia por el cochinillo, la especialidad de la casa. Tanto el cochinillo como el cordero se preparan en horno de leña.

Los postres tampoco pasan desapercibidos en José María. La oferta para golosos es amplia, pero también en ese sentido soy un clásico: me quedo con el ponche segoviano.

El restaurante le da mucha importancia a su carta de vinos, con presencia de un buen número de etiquetas tanto nacionales como de importación. José María dispone de la Bodega Pago de Carraovejas en Peñafiel (Valladolid), en la que produce su propio vino. No se equivocarán con él.

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Más info: www.restaurantejosemaria.com
Dirección: Cronista Lecea, 11, 40001 Segovia
Teléfono: 921 46 11 11
Email: reservas@restaurantejosemaria.com

Los Arroces de Segis

DSC_0480Parece que cuando llega el buen tiempo, la paella, ese typical spanish food, se convierte en un lugar común. Debe ser porque nos suena a playa y verano, a domingo y aperitivo, a comida familiar y chiringuito. Y aunque no es un plato exclusivamente estacional, a mí por lo menos me apetece más cuando aparece el sol y la primavera asoma. La ciudad de Madrid no puede quejarse en número de restaurantes especializados en cocina levantina. Los Arroces de Segis es uno de ellos.

En una zona típicamente mesonera, al final de la calle Infanta Mercedes, Los Arroces de Segis lleva varios años sirviendo viandas clásicas de la región de Murcia. El local es de un gran tipismo, con techos altos, artesonado de madera y mucho espacio entre las mesas. Los arroces, a la vista del comensal, se preparan al fuego de sarmientos. Esto le da un sabor muy especial, lo que le diferencia de otras anodinas arrocerías. Creo que, de hecho, es lo que más me gusta del local.

El secreto: Un menú de precio fijo con varios entrantes y un arroz a elegir. No hay más, sin trampa ni cartón, así hay poco que pensar. Los entrantes son realmente buenos: queso, embutido y almendras, además de ensalada murciana, ensaladilla y pimientos. Todo está realmente bueno, en especial la ensaladilla (de las mejores que he tomado). Después toca el arroz, preparado en su punto, que puede elegirse entre diferentes variedades: verduras y magro, conejo y caracoles, de marisco, de bogavante, magro con sepia. Si se quiere con socarrat, habrá que solicitarlo previamente. A mí me gusta mucho el de verduras y magro, pero recuerdo también haber probado hace tiempo el de marisco y me encantó. Creo que no hay margen de error porque todos ofrecen buena nota. Son paellas de capa fina, en las que el arroz queda suelto y bien cocido.

Tampoco hay grandes novedades en los postres. Flan o fruta del día. El flan de huevo casero, servido en un plato enorme, está de muerte. Lo que es seguro es que no se irán con hambre de este restaurante –siempre pueden pedir repetir en los entrantes- que apasionará a los amantes del arroz.

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Más info: www.restaurantemicasa.es
Dirección: Calle de la Infanta Mercedes, 109, 28020 Madrid
Teléfono: 915 71 56 22